martes, 21 de noviembre de 2006

Entre la monogamia y un personaje licencioso

Raúl Guerrero Bustamante

Ante un foro Salvador Toscano casi lleno, estos fueron las tramas de las obras, de las cuales se habló en la tercera emisión del Foro de Análisis. Contrastantes ambas por su temática y su discurso, se fue de una comedia a una obra cruda. Monogamia, del grupo Mexicali a secas, bajo la dirección de Ángel Norzagaray, cuyo autor es Marco Antonio de la Parra es una obra que participa representando a Baja California. La otra es Baal, de la Asociación Teatro Contemporáneo, dirigida por Roberto Briceño, escrita por Bertold Brecht y que representa en la Muestra a Michoacán.

En el foro, respondiendo a la crítica que Luz Emilia Aguilar Zínser y Saúl Meléndez hacían de Monogamia, los actores protagonistas, Javier Vera y Daniel Serrano, quienes interpretan a dos hermanos, uno infiel y el otro monógamo en riesgo de caer en la infidelidad; comentaron su conexión con los personajes y la experiencia que han tenido con este montaje que se ha presentado en los lugares con diferentes contextos y público como Los Ángeles, California; Culiacán, Sinaloa; Tijuana, Mexicali y hasta en una isla salinera.

En respuesta a una pregunta del público al respecto de su participación en la Muestra, Javier Vera y Daniel Serrano comentaron que en otros lugares el público parecía divertido con su trabajo, pero que en Pachuca notaron cierta frialdad que les preocupó.

A raíz de la crítica de Luz Emilia Aguilar Zinser, se discutió también de la sobriedad en el montaje y finalmente, de la propuesta de un espectador de hacer un experimento en que los dos actores pudieran intercambiar papeles. Tocó el turno a Baal, obra compleja en toda la extensión de la palabra y agitadora, de un personaje que es un poeta licencioso, cínico, inclemente y dipsómano.

Inducido por los críticos, su director Roberto Briceño empezó por decir que fue un riesgo montarla, pues es evidente que se trata de un texto complejo y denso, que al llevarlo a escena dura tres horas.

Cuando se le preguntó por qué eligió esta obra, Briceño explicó que le interesó dirigirla por la intriga que siempre le ha dejado la lectura de textos de Brecht; es más que nada “por capricho” que asumió el riesgo de dirigir, en Baal, a actores que representan escenas que parecen deshiladas, con saltos mentales, con un lenguaje y estilística propia de la literatura alemana.

Por su parte, Juan Carlos Remolina, actor que interpreta a Baal, expresó que el arte es producto del amor, se da, se entrega y que “lo importante no son los personajes, sino las relaciones entre ellos, son los actores los que se esforzaron por ese fluido”.

No hay comentarios: