viernes, 17 de noviembre de 2006

“Producto de exportación”: director


Por: Mayte Romo

Frida Kahlo fue, hace diez años, el motivo de burla en la obra de Mauricio García Lozano, director de Unos cuantos piquetitos. En aquel momento, el producto mercadológico de registro Kahlo provocó en un director teatral en ciernes la necesidad de montar un espectáculo que denunciara lo grotesco de la comercialización de ella como personaje.

Hace unos meses, García Lozano tuvo la opción de presentarse con una obra en el World Music Theatre Festival, que tendría sede en Ámsterdam, con el único requisito de producir algo en torno al mismo tema. De entrada, el director teatral en consolidación pensó que ya había montado todo lo que necesitaba exponer, pero en una afortunada segunda cavilación, llamó a la dramaturga Ximena Escalante para revisar si se echaban o no ese “trompo a la uña”, según dijo al Diario Mauricio García. Y se lo echaron.

Escalante escribió un texto que se materializó en “un concierto escénico politonal. Es una secuencia de 20 movimientos: cada uno, un piquetito, con un desarrollo completo que tiende a la exposición del interior. (Los 20 piquetitos) rebasan la visión arquetípica de Frida Kahlo, para tomarla como un punto de partida emocional”, señaló García Lozano de esta obra que inaugura la XXVII Muestra Nacional de Teatro, Hidalgo 2006. El director, cuya obra Noche Árabe apareció durante la muestra próxima pasada en el noveno lugar del programa, se congratula de que los organizadores hayan tenido el atrevimiento de colocar para la apertura una producción “así de fuerte”.

El trabajo de este creador ha sido calificado como “desgarrador”, y con todo lo quemado que ese adjetivo pueda estar, esta obra en particular sí incluye envolturas que se rompen violentamente para dejar expuesto su contenido. “Desgarra la potencia del espectáculo, la música, el texto: su rudeza; a veces hasta el mal gusto sin ambages –como el que puede encontrarse en la obra de Frida Kahlo–. Es una obra exigente y difícil. Es producto de exportación”.

Unos cuantos piquetitos se estrenó mundialmente en Holanda, el pasado 9 de marzo. El público europeo, que abarrotó teatros también en Bélgica e Italia, fue seducido por el colorido y la fuerza que de golpe emite la obra. Para ellos, el texto –que podían leer en su idioma a través de una pantalla colocada sobre el escenario– fue un elemento más que reforzó el impacto de cada cuadro, según percibió Mauricio García. En México, los regiomontanos han tenido oportunidad de participar como público de esta obra. Su reacción ha sido distinta. No son los colores, sino las sutilezas del texto, lo que los toca hasta producirles sentimientos y sensaciones no necesariamente felices. “Salen molestos, en shock: reflexionando. Esta es una obra que no se olvida”, señaló García.

Diez años después de su primera experiencia con Frida, Mauricio García Lozano respeta mucho más a la mujer que motiva su obra. Aunque no la tenga entre sus pintoras favoritas, “me seduce su universo y la rabia con la que se plantea el ser escuchada. Frida ha sido una bendición y una maldición, ha sido magia”.



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