domingo, 19 de noviembre de 2006

Exposición retrospectiva del teatro en Hidalgo

Como en otras partes de México, el teatro en el estado de Hidalgo hunde sus raíces en el Virreinato, y sienta sus reales en el siglo XIX, fundamentalmente en la ciudad de Pachuca. Esta exposición es un ensayo que trata de recuperar la memoria de nuestro teatro, como un reconocimiento a los artistas y artesanos que han contribuido a forjar y fortalecer el presente y futuro de las artes escénicas en nuestro estado.

En el siglo XIX, el teatro era el edificio al que acudían diversas capas de la sociedad a ver y ser vistos. El primer teatro edificado en Pachuca se llamó Teatro Progreso, aunque no se tiene la fecha de su fundación, sabemos que en 1869 era ya el centro de la vida social y cultural de la ciudad.

El Teatro Bartolomé de Medina se comenzó a proyectar en 1881 y hasta principios del siglo XX fue el mayor y mejor coliseo para el arte lírico y el arte dramático que llegaba a la "Bella Airosa" con las compañías nacionales y extranjeras que hacían temporada en la ciudad de México. Hacia 1901 el inmueble es adquirido por el gobierno del estado de Hidalgo con la intención expresa de proteger el sano esparcimiento de la colmena. Hacia 1943 fue demolido para edificar el cine Reforma.

Hay que dar un salto hasta 1958 para hablar de la construcción de otro teatro. Gracias a la insistencia de Guillermo Romo de Vivar; se inauguró ese año el teatro Efrén Rebolledo, en honor al poeta mayor de nuestro estado. Ahí fue la sede del Teatro Experimental de Pachuca que fue uno de los pilares del teatro hidalguense. Con toda justicia, el Teatro Efrén Rebolledo que en 1983 también se convirtió en cine, fue renombrado como Teatro Guillermo Romo de Vivar en 1991.

En los años setenta Guillermo Cuevas y Arturo Romero continuaron el trabajo de los pioneros del teatro, cobijados por la Universidad Autónoma de Hidalgo. Por diferentes caminos, ambos directores contribuyeron a la formación de la gente de teatro que hoy conforma la escena hidalguense.

Mención especial merece el escenógrafo, productor y promotor de teatro el maestro

Juan Manríquez Ramos, no sólo por la aportación que el Círculo Diego Rivera, fundado por él en 1961, ofreció al teatro local, sino en virtud de que el personaje más querido de nuestra "farándula", falleció el pasado 13 de noviembre, dejando un vacío dificil de llenar. Su muerte nos confirma la necesidad de recuperar el pasado de nuestro teatro, pensando en el porvenir. Deseamos que esta exposición sea un primer paso en ese rumbo de vida.

No hay comentarios: